Estuve en la misión por 9 años, siempre creí que la misión era para ayudar a nuestra Iglesia en estos tiempos de confusión, entregue toda mi alma, mi mente, mis energías y mi vida para lograr este propósito; pero al mismo tiempo se nos daban charlas extrañas, y se manejaban ciertas cosas con las que yo no estaba de acuerdo, pero trataba de entender por el amor que le tenía a la Misión, pero llego un momento en que Dios me iluminó y me di cuenta de que todos los que estamos ahí estamos engañados y estamos yendo al camino contrario que la misma Virgen nos pidió en sus mensajes, "permanecer firmes en el verdadero camino, obedeciendo a la Iglesia". La Misión dice que tiene la verdad absoluta y la Iglesia solo la verdad de salvación, baste eso para no querer pertenecer más a este grupo.

Gracias a Dios el daño que sufrí no fue mayor, lo que di lo di por amor a Jesucristo y a mi Iglesia y eso Dios lo sabe y me lo tomará en cuenta, ahora tengo que iniciar una nueva vida, reintegrarme con mis amigos y familiares, con mi propia espiritualidad, que al estar saturada con ocupaciones de la Misión ni siquiera se puede llevar bien. Mi esposo también estaba conmigo en la Misión, ahora estamos recuperándonos de todo, somos muy felices y le agradecemos a Jesús Eucaristía la Gracia que nos dió de darnos cuenta del error en el que estábamos, salvamos a nuestras hijas de lo que pudo ser mas adelante sus vidas, si seguíamos en este grupo, no hay promesa más grande que la que nos ofrece Nuestro Señor, si comemos su cuerpo y su sangre, no necesitamos absolutamente nada más.

Que Dios ilumine a tantas bellísimas personas que pertenecen a este grupo y que sé que en muchos casos sus familias se han desintegrado.
 

¡Dios los ayude!
Rezo por ellos.

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