Muchos vecinos de Eldorado sabían que con mentiras
la secta polígama había comprado el terreno en el
2003, les habían dicho que tan solo iban a crear un
coto de caza, ellos le creyeron. Luego se enteraron
de lo que estaban realmente haciendo, levantando una
hacienda para su
secta. En el pueblo comenzó a rumorearse que
obligaban a las niñas a casarse con hombres muy
mayores y a veces hasta con parientes sanguíneos. "Pero
según ellos, no se podía hacer nada, ya que el
sheriff necesitaba una prueba, una denuncia o un
indicio para actuar en contra de los polígamos". Sin
embargo, el alguacil David Doran, del condado de
Schleicher en Texas, asegura que no fue hasta que
comenzó el registro que supo que habían lechos
matrimoniales en el templo y que se obligaba a
menores de edad a casarse con hombres mayores. ''Eso
sirvió para enseñarme los hábitos del grupo'', dijo
Doran.
Pero
las autoridades estatales defendieron su decisión de
no molestar a la secta, en los cuatro años que
llevaba establecida en Texas. Ellos se excusan
diciendo: ''Sabemos que este
grupo es capaz de abusar sexualmente de muchachas
jóvenes; pero estamos en Estados Unidos, y vamos a
respetarlos. No vamos a violar sus derechos civiles
hasta que no haya un escándalo público. Lo he dicho
desde el primer día''.
Su defensa
resulta
completamente cuestionable, especialmente tras las
expresiones públicas de Flora Jessop, quien asegura que
cuando intentó escapar de la secta a los 16 años,
después de haber sido obligada a contraer matrimonio con su
primo hermano. Al llegar a las autoridades para
pedir ayuda, éstas en vez de portegerla, la regresaron nuevamente a
la secta donde fue confinada a un cuarto por tres
años por haberse atrevido a escapar. Como en el caso de
otras víctimas de maltrato dentro de la secta, al igual que ella, también
abusada sexualmente, azotada, golpeada,
constantemente criticada y humillada. Lo mismo
hicieron con su hermana menor de 14 años, la cual
escapó tras ser obligada a casarse con su
hermanastro. Las autoridades también la regresaron.
Flora Jossep llegó a creer que Dios la odiaba. Sus
padres y hermanos pensaban que ella estaba maldita.
Ella estaba segura de que iría directo al Infierno.
Llegó al punto donde creyó que si el dolor era así
de horrible en el Cielo, entonces mejor se condenaba
para escapar por un tiempo de él, eso fue lo que
finalmente la convenció de escapar, esta vez sin
buscar ayuda. Por cinco años vivió aterrorizada por
el acecho, en estado de paranoia, con miedo a que
fuesen a descubrir su paradero. Por falta de
ayuda psicológica y terapéutica comenzó a beber
alcohol, como muchos para olvidar su dolor. Para
mantenerse alerta, por causa de su ansiedad probó la
cocaína, lo cual por poco la mata. Terminó
trabajando como "stripper" para poder sobrevivir, pero
quedó embarazada. Fue su niña la que le dio nuevas
razones para buscar una mejor vida, pensaba que la
vída tenía que ofrecerle algo mejor. Hoy día se
dedica a ayudar a otras víctimas de abuso y maltrato,
al igual que ella lo fue. Ella siente que nadie
mejor que ella puede entender a estos niños, sus
temores, sus necesidades y traumas; por eso se
ofrece como voluntaria para ayudar a estos niños. Al
día de hoy ha rescatado a un total de 84 niñas de la
secta. Ha rescatado a niñitas que han querido
escapar por ser obligadas a casarse.
Igualmente
niños varones que han sido expulsados de la secta,
dieron testimonio de haber sido expulsados de sus
hogares a la calle, afuera de la secta, porque eran
rebeldes, pues buscaban la manera de poder ver televisión o
de escuchar música; y fueron descubiertos.
Es práctica de la secta el minimizar la cantidad
de hombres para evitar la competencia por las
mujeres; así que aprovechan cualquier excusa posible
para expulsar a los varones más problemáticos. Estos
niños reportaron al igual que Flora Jessop, que sus padres les
llamaban malditos. Estando en el mundo exterior y
solos, ellos tienden a juntarse, si se encuentran y velan
los unos por los otros; pero muchos al igual que Flora
Jessop, han terminado probando la droga y los vicios; pues se
consideran a sí mismos pecadores que optan por la
maldad del mundo, exhiliados del supuesto mundo de
Dios que viven los miembros de FLDS.
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